En la madrugada del 25 de octubre de 1938, caminó por la playa “La Perla” de Mar del Plata y por decisión propia y voluntaria, dejó flotar su cuerpo hasta tocar el mar. Antes había escrito su último poema titulado “Quiero dormir”, que al día siguiente publicó el diario «La Nación». Tenía tan solo 46 años de edad, había nacido en Capriasca (Suiza) el 29 de mayo de 1892, hija de Alfonso Storni (hombre depresivo y alcohólico que falleció en 1906) y de Doña Paulina Mortignoni, fue bautizada como Alfonsina Storni.
A los 12 años de edad escribió su primer poema de contenido triste y centrado en el tema de la muerte, pronto pasaría a ocupar un lugar privilegiado en la literatura hispanoamericana, observándose con mucha fuerza en sus versos una mirada femenina del mundo. Juntos a la chilena Gabriela Mistral y la uruguaya Juana de Ibarbourou, integró el primer grupo en la lucha de mujeres por ocupar un espacio en la literatura americana. Cuando recién había cumplido los cuatro años se trasladó con sus padres de Suiza a Argentina, residiendo en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires.
Recibida como maestra ejerció en la ciudad de Rosario, allí publicaría en las revistas “Mundo rosarino” y “Monadas”. Luego de un tiempo se trasladó a Buenos Aires donde fue docente en el “Teatro infantil Lavardén” y en la “Escuela normal de lenguas vivas”. El 21 de abril de 1912 con 20 años de edad, dio a luz a su hijo Alejandro, registrado como de madre soltera, ya que el padre fue un hombre mayor y casado, hecho que no era aceptado en aquellas épocas.
En 1917 fue nombrada maestra directora del internado de Marcos Paz, entonces comenzó a frecuentar los círculos literarios y dictó conferencias en Buenos Aires y Montevideo, colaboró con las publicaciones “Caras y caretas”, “Nosotras”, “Atlántida”, “La nota” y diario “La Nación”. Integró el afamado grupo “Anaconda” junto a su gran amigo y amante Horacio Quiroga (se suicidó 3 años antes) y otros ilustres integrantes, recibió en ese tiempo numerosas distinciones literarias. En la década de 1930 viajó a Europa participando allí del grupo “Signos”, junto a grandes figuras como Federico García Lorca entre otros. En 1938 fue parte en el homenaje que la universidad de Montevideo le tributó a ella junto con Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou.
Su obra se divide en dos partes, la primera con influencias románticas y modernista, allí aparecen títulos como “La inquietud del rosal” (1916), “El dulce daño” (1918), “Irremediablemente” (1919), “Languidez” (1920) y “Ocre” (1920). La segunda es una manera más oscura, irónica, angustiada, sufrida expresada en “Mundo de siete pozos” (1934), “Mascarilla y trébol” (1938). También participó de la dramaturgia pero sin el éxito de sus poemas. En la plenitud de su vida, un tumor maligno de mamas la llevó a la sala de cirugías, el mal le fue extirpado pero debió comenzar con sesiones de rayos, hasta que no los soportó más y los abandonó.
Sumida en una profunda depresión decidió quitarse la vida aquel 25 de octubre de 1938 con 46 años de edad. Con letra de Félix Luna y la música de Ariel Ramírez nacería en su honor una hermosa zamba titulada “Alfonsina y el mar”. Fue sin dudas la primera mujer reconocida entre los mayores escritores de su época. Alfonsina es un sueño de poesía que se hundió en el mar y cuya obra quedó grabada en la arena, con sabor a sal.