Llega fin de año y parece ser que debemos entregar el balance de todo lo que nos pasó en el año, y nos encontramos con proyectos que quedaron en el camino, cosas no resueltas, inconclusas, parecen ser caóticas en este tiempo de reflexión pero nada se compara con llegar a las fiestas y tener que colocar un plato menos, una silla vacía, cuánto dolor. Allí aprieta el alma y parece que todo lo demás deja de tener dramatismo.
Por ello a veces en esta época es importante cuestionarse varios conceptos en la vida personal, el vivir a consciencia, sabernos que no somos eternos y aprender a disfrutar, poder perdonar, sin esperar reconciliaciones innecesarias, sólo perdonar para no cargar más en tu mochila emocional viejos rencores.
El viaje de la vida tiene varios peajes algunos que te llenan de alegría y otros que te obligan a fortalecerte, y cuando debes atravesar por situaciones de pérdida, comienzas un proceso de duelo, que cada persona lo vive de manera distinta y asu modo, y hay que aprender a respetar cada conducta humana, ayudándola desde la contención o simplemente con la simple presencia, escucha o un abrazo, a veces las palabras están solo decorando una situación dolorosa. El estar físicamente al lado de quien sufre es una caricia a su alma.
Por eso mismo si estás atravesando por esta situación, refúgiate en quienes te aman y déjate llenar de amor, no te encierres en el dolor y el sufrimiento. Ten fe en Dios o en la religión que practiques, pero búscale un sentido a la vida.
Si estás a lo mejor aturdida por lo cotidiano de la vida, haz el siguiente ejercicio: “párate un instante, siente tu pulso, y repite, la vida no me exige más nada que sea feliz”, por lo tanto, haz todo desde plena consciencia, que tus horas sean productivas, honra la vida, revaloriza lo que aún tienes.
Y cuando brindes este año te recomiendo entregar todo lo que cargas y sientes como una gran mochila al universo, a Dios o a quien creas y déjalo ir, como este año que se despide y recibe todo lo nuevo que esta aguardándote del otro lado del dolor del miedo y las inseguridades.
Que el balance de este año no registre sólo las pérdidas y ganancias económicas o materiales, registra que tu alma, tu espíritu y tu corazón hayan podido evolucionar un poco más, de eso se trata la verdadera abundancia, todo lo demás lo atraes por añadidura.