Diciembre es un mes particularmente festivo. Los pueblos del mundo festejan, más allá de las dificultades vividas, la llegada de un nuevo año con las esperanzas renovadas en un tiempo mejor. En las hojas amarillentas de los almanaques quedan las alegrías y tristezas de un año ya viejo y nace uno nuevo en cuyas páginas y números reeditamos ilusiones, sueños, expectativas que surgen o hayan quedado inconclusas en el período que termina.
Sin embargo, para los cristianos existe antes una fiesta muy especial “La Navidad”, en la cual los creyentes rinden culto a sus creencias en homenaje al Galileo Jesús de Nazaret, los niños esperan ansiosos, entre petardos y exquisitos manjares, la llegada del ya famoso “Papá Noel”.
Navidad es una contracción de Natividad, que a su vez significa “Natalicio”. Durante los dos o tres siglos de nuestra era, los cristianos no celebraban la navidad, recién se introduce en la Iglesia Romana en el siglo IV y se oficializa en el siglo V. Sin embargo, no es una enseñanza del nuevo Testamento, ni de la Biblia, ni de los apóstoles, fue una fiesta difundida desde el paganismo. Según los evangelios de San Mateo y San Lucas, el 25 de diciembre se conmemora el nacimiento de Jesús en Belén, pero como los evangelios no mencionan fechas, no existen documentos confiables sobre el día del nacimiento de Jesús. La Navidad no fue oficialmente reconocida hasta el año 345 dC. Por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno.
La fiesta pagana predecesora de la navidad era el “Saturnal Romano”, que realizaban el 19 de diciembre en honor a Saturno (Dios de la agricultura) y duraba 7 días corridos. Al mismo tiempo en el norte de Europa se celebraba una fiesta similar a la que llamaban “Yule”. Todo esto sufrió un repentino final en Gran Bretaña en el año 1552 cuando los puritanos prohibieron la navidad, la que retornó en 1660 bajo el reinado de Carlos II. La Navidad como la conocemos hoy es una creación del siglo XIX, con el famoso árbol originario de zonas germanas, la costumbre de entonar villancicos, las tarjetas que se imprimieron por primera vez en Londres durante 1846 y se hicieron universales en 1870.
Actualmente la navidad tiene que ver con una gran actividad comercial, intercambio de regalos, reuniones con abundante comidas y bebidas, algunos actos religiosos que nada tienen que ver con la reflexión o el natalicio de Jesús. Aquí comienza a escribir la conciencia, tal vez conmovida por muchos hogares donde no existe ni pan duro para comer ni mate cocido para brindar, ¿Será que se festejan varias navidades, según cada estatus social?
Si la navidad es realmente la conmemoración del natalicio de Jesús, es decir, una fecha para el reencuentro, la reflexión y el perdón, deberíamos implorar por un mundo mejor, desearle un “Feliz cumpleaños a Jesús”, pero por sobre todas las cosas pedirle “perdón” por nuestros pecados capitales.