Osho sostenía que la fuerza de la mujer es tan poderosa como la raíz de un árbol, que la energía femenina está anclada a la tierra, que somos la Tierra.
Por ello tenemos la bendición de dar vida, de nutrir la especie con nuestro cuerpo y fortalecer la tribu a través del amor.
Las mujeres somos vida y como tal, tenemos ciclos en los que florecemos y otros, en los que dejamos ir aquello que ya no resuena con nosotras. Es por ello que transitamos muchos caminos, algunos duros, escabrosos, otros luminosos y perfectos, pero cada uno a su tiempo y en cada paso atentas.
Si nos detenemos en los momentos difíciles y sentimos que perdemos fuerza, es el punto en el que debemos tomar aire profundo y recordar que somos vida, recordar que como los árboles podemos tomar fuerzas de nuestras raíces y comenzar a florecer de a poquito, en cada brote, con cada lluvia, hasta volver a desplegar nuestras ramas fortalecidas para seguir abrazando y disfrutando de cada atardecer.
Las mujeres somos vida y como tal, a veces nos sorprenden vientos de cambios y para poder disfrutarlos, debemos estar enraizadas con fortaleza, con certeza pero sobe todo, nutridas con amor y dignidad.
Al ser vida, somos instantes y por ello podemos elegir cómo vivirlos, qué tomamos y cuándo soltamos.
Que cada uno de tus instantes, sea el camino para encontrar tu mejor versión.