El lenguaje del cuerpo es tan sencillo aunque muchas veces no solemos descifrarlo.
Las emociones que cargamos a lo largo de nuestra vida, las diversas circunstancias que atravesamos y la manera que respondemos van a determinar cuánto peso ponemos en nuestros hombros, pero si hay una situación que consiente o inconscientemente nos está afectando y nos está trayendo malestar emocional seguramente el cuerpo será el encargado de tocar determinadas alarmas para atenderlas.
Pueden comenzar desde pequeñas molestias corporales, dolores gástricos, de cabeza, contracturas hasta enfermedades más malignas.
He conocido a lo largo de mi carrera profesional, como las personas pueden crearse diversas enfermedades físicas y emocionales pero como también mediante la terapia y el poder poner en palabras lo que les sucede es sumamente sanador para el alma, trasladando ese estado de equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu.
Preguntarse “¿Por qué a mí?”´es una pérdida de tiempo, cuestionarse “¿para qué a mí?” es más salugénico, comprender qué me está tratando decir ese síntoma o esta enfermedad.
Las mujeres somos por naturaleza muy receptivas, nos cuesta soltar en el momento indicado, y tal vez allí este el punto clave, EL TIEMPO DE SOLTAR… guardamos cosas que creemos que podemos pasar por alto o no nos van a afectar hasta que descubrimos que somos humanas y nos enfermamos.
No debemos renegar de lo que el cuerpo nos manifieste, al contrario sepamos leer que quiere decirnos con el síntoma inmediato, y darle un tratamiento no sólo clínico sino emocional, es decir no sólo curar el cuerpo, si no sanar el alma.
Los dolores, las contracturas, las enfermedades están intentando mostrarte de alguna manera que hay cuestiones emocionales profundas que no puedes callar tragar, digerir o cargar mas.
Cada órgano de nuestro cuerpo tiene un lenguaje propio y cada enfermedad nos enseña que debemos trabajar desde nuestras fortalezas internas para mejorar, cambiar o aprender de esa realidad.
Sanemos desde adentro hacia afuera allí está la clave del verdadero bienestar psicofísico. Aprendamos a escucharnos a tiempo.