Por fin llegaron las vacaciones! Niños, familias y docentes en un año distinto, aislados, virtualizados, sin abrazos, sin miradas cómplices o travesuras que atesorar entre amigos. La incertidumbre se apoderó de los días y las emociones saltaban de un lado a otro.
Los actos y festejos, los disfraces y trajes típicos fueron compartidos cada uno desde su lugar. Así, la cocina, la habitación, el pasillo, fueron las aulas y los nuevos escenarios de aprendizajes. Los cumpleaños se transformaron en zoom partys y las velitas las soplaron a la distancia entre lágrimas y risas.
Sin dudas, un año inolvidable! Todos conectados, todos en red, todos esperando que del otro lado nos miren, nos escuchen, nos lean. Un año que la conectividad fue la protagonista de todas las historias educativas, positivas o no, en cualquier contexto.
Y llegamos a diciembre y el ciclo lectivo termina y aparece la palabra mágica: VACACIONES! Ahora más que nunca, es tiempo de desconectar a los niños de tanta tecnología y ofrecerles otras opciones que los conecte con espacios de mayor empatía y experiencia creativa. Si bien la tecnología permite trabajar cualquier aspecto y contenido desde la creatividad y la experiencia, no se realiza en todos los casos y se reduce a la búsqueda de información. Es por ello que es momento de poner manos a la obra.
Algunas ideas para compartir con los más pequeños:
* Brindarles materiales para explorar y trabajar creando, construyendo, pintando, cocinando.
* Permitirles jugar con prendas y disfraces para poder expresarse y experimentar roles y funciones, facilitando el lenguaje, la comunicación y la espontaneidad.
* Armar una huerta en botellas descartables en el patio o balcón y así llevar un registro y clasificación de la siembra y la cosecha.
* Proponer con sus amigos del barrio mejoras para la plaza o espacios verdes cercanos que los comprometa en la acción.
Una actividad interesante para las ideas propuestas es ayudarlos a armar una bitácora con lo obtenido. Por ejemplo un “Registro para Genios”. Esto les encanta, a la vez que los estimula en la lectura y escritura. Allí podrán escribir, dibujar, recortar y pegar, pintar como forma de registrar los trabajos o experiencias que van realizando en estas vacaciones.
Los niños necesitan ser estimulados por los adultos para emprender estas tareas y no estar organizados con agenda completa estructurada todo el año. Necesitan tiempo para explorar, para hacer travesuras, para aburrirse, para crear… tiempo para ser niños.
En ese aprendizaje espontáneo, natural, el niño busca, siente, observa, reflexiona, y sin saberlo estudia”- Olga Cossettini