No se trata de fe o creencias, es una cuestión de respeto y admiración, porque hablar de la Madre Teresa de Calcuta tal como se la conoce, está más allá de un acontecimiento divino, se trata de una realidad impuesta por las necesidades humanas, es el verdadero sentido de “dar hasta que duela” como ella lo expresaba.
Agnes Gonxha Bojaxhiu, nacida en Shopje actual Macedonia el 26 de agosto de 1910, fue una religiosa albanesa nacionalizada india, fundadora de la “Congregación de las Misioneras de la Caridad”, entidad que al momento de su muerte contaba con más de 500 centros en un centenar de países, con el objetivo principal de ayudar a “los más pobres de los pobres”. Sin embargo su mejor herencia lo constituye el ejemplo de generosidad, austeridad, dedicación, abnegación y solidaridad más inspirador de los tiempos modernos.
Nacida en una familia católica, donde la profunda religiosidad de su madre despertó en ella la vocación misionera a los 12 años. A los 18 años abandonó su ciudad natal para viajar a Dublín e ingresar a la “Congregación de Nuestra señora de Loreto”, donde estudió magisterio y adoptó el nombre de “Teresa”. Apenas realizado los votos se traslado a Calcuta, ciudad que habría de adoptar como centro de su actividad pastoral.
Durante más de 20 años ejerció el magisterio en la St. Mary´s High School de Calcuta. Sin embargo, impresionada por la tremenda miseria que observaba en las calles, le solicitó al Papa Pio XII licencia para abandonar la orden y dedicarse por completo a la atención de los más necesitados. En aquella oportunidad dijo “Quiero llevar el amor de Dios a los pobres más pobres, quiero demostrarles que Dios ama a todo el mundo y que les ama a ellos”.
En 1947 al producirse la independencia de la India, y mientras estudiaba enfermería con las Hermanas Misioneras Médicas de Patna, abrió el “primer centro de acogida de niños”. En 1950 adopta la nacionalidad India y fundó la “Congregación de las Misioneras de la Caridad”, reconocida por el Papa Pablo VI en 1965 luego de superar varios obstáculos. El objetivo fundamental era ayudar a todos los necesitados sin tener en cuenta su religiosidad, ella decía “Para nosotras no tiene la menor importancia la fe que profesan las personas a las que prestamos asistencia. Nuestro criterio de ayuda no son las creencias sino la necesidad. Jamás permitiremos que alguien se aleje de nosotras sin sentirse mejor y más feliz, pues hay en el mundo otra pobreza peor que la material, el desprecio que los marginados reciben de la sociedad, que es la más insoportable de las pobrezas”.
Con lo recaudado de una rifa creó una leprosería en Bengala y convenció al Papa Juan Pablo II de abrir un albergue para indigentes en el mismo vaticano. Ya con un enorme prestigio a cuestas, el Papa la designó representante ante la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas celebradas en México en 1975. Cuatro años más tarde recibía el “Premio Nobel de la Paz”. Su salud comenzó a debilitarse, en 1989 le colocaron un marcapasos, en 1993 contrajo Malaria en Nueva Delhi y el 5 de septiembre de 1997 falleció en el Asilo de Woodlands en Calcuta. En el 2003 fue beatificada, a finales del 2015 fue canonizada y el 4 de septiembre de 2016 fue elevada a los altares como “SANTA TERESA DE CALCUTA”, cuya festividad se conmemora cada 5 de septiembre. La Madre Teresa de Calcuta fue sin dudas un alma real y humana, hoy convertida en una santa divinidad.